El Gobierno porteño convocó a las PASO en la misma fecha que marca el cronograma nacional, pero aún no define las elecciones generales. Lo que podría ser una especulación de oportunidad política, sin embargo cuenta con un escollo no pensado. Es que, si en las generales de octubre, en la Ciudad de Buenos Aires, ganaran dos fórmulas para ir al balotaje y en cambio otras dos, o una de las dos distintas a las nacionales, para la segunda vuelta porteña, se complica el cuarto oscuro para los votantes. La definición de la segunda vuelta está en estudio por el Gobierno de la Ciudad, de esa manera. Lo más oportuno
sería que la segunda vuelta local se realizara entonces en una fecha diferente al balotaje nacional, si lo hubiera.
En la Capital Federal es altamente probable que se defina jefe de Gobierno en segunda ronda, teniendo en cuenta que para consagrarse en primera vuelta, la fórmula requiere obtener 50% más un voto como mínimo. No es así en las elecciones nacionales que obligan a más de diez puntos de diferencia con el que sale segundo o más de 45% de los votos.
La Constitución de la Nación Argentina impone que el candidato ganador sin segunda ronda los es cuando su fórmula obtien más del 45% de los votos afirmativos o por lo menos 40% y una diferencia porcentual mayor a 10 puntos con respecto a la fórmula que le sigue cantidad de adhesiones.