ornamentación y el cuidado de la salud, se creó el vivero porteño. Fue en 1917, cuando se dispuso de un espacio para la producción de árboles y plantas para ser distribuidas por las calles porteñas. Hoy se encuenta en el Parque Avellaneda, en el sector noreste, abarcando seis hectáreas en una de las zonas privilegiadas del distrito por sus lugares verdes como el propio parque.
Asegura el Gobierno porteño que allí se cultivan unos 185.000 ejemplares al año de los cuales una parte una parte importante se planta en espacios públicos o dependencias estatales y que en lo que fue su primer invernáculo, ahora se producen coníferas y palmeras que, a los seis meses, pasan a la zona de vidrieras. Allí, en esos canteros con árboles en crecimiento, enfrentan a las primeras inclemencias climáticas, siempre al cuidado de los viveristas, quienes a través de su trabajo minucioso y apasionado protegen, riegan y controlan día tras día el crecimiento de los distintos ejemplares.
Como novedoso, en octubre de 2016 se instaló una cúpula donde crecerán especies autóctonas de árboles para proveer a todos los barrios. Se espera que la producción alcance un total de entre 10 mil y 12 mil ejemplares.