Debajo de su piel tatuada por los colores de las marquesinas comerciales, los pasos desordenados y apurados de los turistas, los oficinistas y el despliegue de los vendedores ambulantes, la calle Florida tiene otra piel. Una piel donde se asoma su origen y todavía exhibe rastros de la historia que la convirtiera en una de las calles céntricas más populares de la Ciudad de Buenos Aires.
Con sólo 12 cuadras de largo, hoy peatonal, fue trazada en 1580 por Juan de Garay en la segunda fundación de la ciudad. La llamaron San José, Unquera, De la Florida – en alusión a la batalla de librada contra los españoles en 1814-, y Empedrado; hasta que en 1857 volvió a llamarse nuevamente De la Florida, y con el tiempo simplemente Florida. Desde Rivadavia, donde nace y hasta llegar a la Plaza San Martin, en el barrio de Retiro, el visitante puede vislumbrar su historia en distintos edificios y sitios que sobreviven al vértigo de la marcha urbana. VER SU HISTORIA
El Banco de Boston en 1925 Foto Rius -Tarjeta Postal "Mitchell's Book Store" |
Frente a este edificio, se encuentra la estatua a Roque Saénz Peña, una obra del escultor argentino José Fioravante, realizada en 1936.
En Florida 49 se puede apreciar una muestra del adoquinado original descubierto durante trabajos de restauración en la zona.
Florida 165. Se encuentra la Galería Güemes, el primer pasaje porteño según la historia de Buenos Aires. Construida entre 1913 y 1915, fue uno de los primeros rascacielos y galería comercial con que contó la ciudad. El faro que tiene su cúpula, de 87 metros de altura, servía de referencia a las embarcaciones que circulaban por el Río de la Plata. El nombre del edificio rinde homenaje al héroe salteño Martín Miguel de Güemes. Francisco Gianotti, el arquitecto que lo diseñó convocó a los mejores artesanos de la época para construir esta edificación estilo art nouveau y un teatro en el subsuelo donde hoy se encuentra Piazzolla Tango un Centro de Arte y Espectáculos.
Descendiendo unos pocos metros, en el subsuelo se ubica un hall de entrada. A la izquierda, una amplia sala que conserva el espíritu de la época. El denominado salón Café Triunfal rememora la década del 20 y del 30 con broncería francesa, vitrales, columnas palaciegas y tulipas de cristal. Allí hoy se dictan las clases de tango y se brindan espectáculos. En sus inicios se trataba de una confitería cabaret que luego se transformó en el club privado Abdulah, un lugar de copas y baile que era frecuentado por músicos de tango. A la derecha, el hoy llamado Teatro Astor Piazzolla, un teatro con reminiscencias de la Belle Époque que fue restaurado, y que en la actualidad también funciona como restaurante.
En los años 50 las salas se dedicaron a espectáculos del burlesque y más tarde a proyectar películas de cine condicionadas, hasta que en los años 90 la firma nacional Tango Enterteinment SA se hizo cargo del emprendimiento Piazzolla Tango, rescatando su arquitectura y arte original. Este Centro de Arte ofrece al turista cenas show donde participan 5 parejas de tango, tres cantantes y una orquesta; además el visitante puede tomar clases de tango. Informes: www.piazzollatango.com.
A la altura del 271, estaba la casa de Doña Mariquita Sánchez de Thompson, una mansión donde se realizaban tertulias y era punto de reunión de los intelectuales de la época. Allí se cantó por primera vez el himno nacional en 1813.
Inspirado en las famosas galerías Bon Marché de París, y en la Galería Vottorio Emmanuele de Milán, en 1889 se construye el edificio de las Galerías Pacífico, ubicado en la esquina de Florida y Córdoba. Con la intención que crear un espacio comercial de prestigio internacional con estilo europeo, Francisco Seeber y Emilio Bunge crearon este edificio con calles entrecruzadas, bóvedas de vidrio y una cúpula central. Su imponente cúpula está decorada por importantes pintores argentinos como Berni, Castagnino, Sipilimbergo, Colmeiro y Urruchúa.
En 1896 se abrió en sus instalaciones el Museo de Bellas Artes y diez años después, en 1908 parte del edificio fue vendido al Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, de donde proviene su nombre actual. La historia relata que en 1945 se proyectó la remodelación del edificio y es entonces donde se separa la galería comercial del resto de las instalaciones donde estaban las oficinas administrativas del ferrocarril. En esta etapa, una de las más importantes obras fue la inauguración de la cúpula central del edificio con una superficie de 450 m2 en la que se puede observar las pinturas de cinco grandes pintores muralistas. Spilimbergo pintó “El dominio de las fuerzas naturales”; Urruchúa, “La fraternidad”; Colmeiro, “La pareja humana”; Castagnino, “La vida doméstica”; y Berni, “El amor”. Estas pinturas fueron restauradas en dos ocasiones: en 1968, bajo la dirección de Antonio Berni y en 1991, por un equipo argentino-mexicano. Durante varios años el edificio estuvo abandonado mientras se oscurecía su belleza arquitectónica, hasta que en 1989 fue declarado Monumento Histórico Nacional y remodelado hasta transformarse en un destacado centro comercial. Actualmente tiene más de 100 locales de primeras marcas y espacios gastronómicos. En su interior además funciona además el Centro Cultural Borges, un destacado emprendimiento cultural creado por la Fundación para las Artes. Fue inaugurado en 1995 ocupando un espacio de más de 10.000 m2 de las Galerías Pacífico. Su propuesta cultural combina exposiciones plásticas, espectáculos musicales, teatro, cine y talleres artísticos. Funciona de lunes a sábado de 10 a 21, y los domingos de 12 a 21. La entrada general es de $30, jubilados $25. A los menores no se les cobra entrada. Informes: (5411) 5555-5359. Las Galerías Pacífico están abiertas de lunes a sábado de 10 a 21, y los domingos de 12 a 21. Se realizan visitas guiadas de lunes a viernes de 11.30 a 16.30 que salen desde la cúpula central. Los visitantes pueden utilizar auriculares en Informes en planta baja en idiomas español, inglés, portugués y francés.
Otro punto emblemático que formó parte de las costumbres y hábitos de consumo de las familias porteñas selectas y las de clase media acomodada, es el edificio de la tradicional tienda Harrods ubicada en Florida 877. Este centro comercial se inauguró el 31 de marzo de 1914, y fue la primera sucursal de América de la famosa tienda londinense. Su lema era “Todo para todos en todas partes”. En ese tiempo Harrods sólo tenía sucursales en Paris, Manchester y Berlín, por lo cual su desembarco en Buenos Aires confirmaba el prestigio de la ciudad que crecía a un ritmo sostenido, con una importante inversión de capitales británicos en las distintas ramas de la economía. Sus clientes llegaban atraídos por la exclusividad de sus productos, por la amplísima variedad de la oferta que incluía desde muebles hasta ropas y joyas, y una variedad de insumos de excelente calidad que se podían apreciar a medida que el visitante arribaba a cada uno de sus nueve pisos. En las festividades de Navidad y Reyes era común ver la cola de familias y chicos serpenteando el edificio hasta llegar a la calle y extenderse, esperando el turno de llegar a ver a Papá Noel o a Los Reyes Magos, luego de recorrer la escenografía acorde a la fecha. A los seis años de su inauguración el edificio se extendió en toda la manzana y en 1922 se fusionó con Gath & Chaves, otra importante tienda de la ciudad fundada en 1883. En sus inicios fue el centro comercial más importante de Buenos Aires. Los datos históricos relatan que en su inauguración acudieron alrededor de 15.000 personas y que entre otros, estuvieron presentes Julio Roca y Lucio Mansilla. Durante sus años de esplendor llegaron a recorrer sus instalaciones alrededor de 45.000 personas por día que llegaban desde distintos puntos de la ciudad y del país. En los años 70, Harrods y Gath&Chaves fueron compradas por Almacenes Argentinos, una firma subsidiaria de la financiera Anglo del Rio de la Plata. Fueron en esos años en un contexto de hiperinflación y crisis económica argentina que la tienda entró en decadencia y fue cerrando cada uno de sus pisos hasta que quedó en funcionamiento sólo la planta baja. Posteriormente distintos grupos compraron parte de su paquete accionario y hasta se libró una disputa legal por la licencia de su nombre. Los vaivenes comerciales no pudieron ponerla a salvo de su crisis financiera. Entre 1993y 1999, varios inversores se interesaron en comprar la tienda: la chilena Falabella, la española El Corte Ingles, la francesa Printemps y dos cadenas hoteleras pero las operaciones no llegaron a concretarse. En la actualidad es propiedad de la sociedad Harrods Argentina Limitada cuyo principal accionista es un grupo suizo que tiene nuevo plan comercial busca devolverle su renombre.
Ya casi en el final de su recorrido está el Centro Cultural de España -En Florida 943- sede del nexo cultural entre España y Buenos Aires. Presenta distintos eventos culturales que se desarrollan en distintos puntos de la ciudad y ofrece diferentes servicios, entre ellos, una biblioteca que abre de 9:30 a 17 hs.
Frente a la Plaza San Martín, se encuentra uno de los sitios de mayor interés: el edificio Kavanagh que se inauguró en 1936 y fue uno de los edificios más altos de América latina con más de 120 metros de altura. Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María de la Torre, desarrollaron el proyecto para Corina Kavanagh. Fue el primer edificio construido en hormigón armado en el país y obtuvo el Premio Municipal de Fachada y Casa Colectiva por su destacada arquitectura el mismo año que se inauguró. Sigue un estilo racionalista donde se observa una fuerte influencia del expresionismo europeo. Tiene 30 pisos edificados de mayor a menor y fue diseñado con todas las comodidades que existían en la época como por ejemplo, aire acondicionado central. Cuenta además con un pasaje privado que lo conecta con el Hotel Plaza y una serie de terrazas-jardín escalonadas. La idea de Corina Kavanagh era que su edificio le devolviera buena parte su inversión. Quería destinar el alquiler de sus departamentos a las jóvenes familias ricas de Buenos Aires, por eso, se preocupó de que tuviera todo lo mejor de la época en cuanto a confort y adelantos. Fue construido en base a cinco volúmenes yuxtapuestos: uno central, al que se agregan otros dos y a estos, otros dos. La parte central con sus dos costados da la simetría al edificio. El esquema del edificio está conformado por un sótano, planta baja, 30 pisos con 102 viviendas repartidas en seis alas (A, B, C, E, F y G) y un mirador en la terraza. La planta baja fue dedicada a la recepción, con entrada cubierta para autos, salas de espera, toilettes, vestíbulos y galerías.
La Plaza San Martín marca el fin de la calle Florida, ubicada muy cerca de Retiro y de la terminal de ómnibus y trenes. Su diseño estuvo a cargo del paisajista francés Carlos Thays y es un importante espacio verde de la ciudad. Tiene una gran diversidad de árboles, entre los que se destacan las palmeras, tipas, tilos, sauces, gomeros, ceibos y araucarias. Realzando el valor de la naturaleza se pueden apreciar, emplazadas en distintos espacios del predio diferentes esculturas, como el Monumento al Libertador General San Martín, el grupo escultórico La Duda de Cordier (realizado en mármol de Carrara), y el Monumento a los caídos en las Islas Malvinas y Atlántico Sur, formado por 25 placas de mármol negro con los nombres de todos los soldados caídos en la guerra de 1982.
Algunos pasajes de su historia señalan que en la época colonial en ese sitio el gobernador español Agustín Robles construyó su casa, y su sucesor, el gobernador Riglos, edificó una mansión de 39 habitaciones. La mansión, llamada Casa del Retiro, fue comprada en 1713, por la South Sea Company. Más tarde se edificó la Plaza de Toros, de forma poligonal y con capacidad para 10.000 espectadores. En 1806, las tropas inglesas comandadas por Beresford se enfrentaron allí con las milicias criollas de Santiago de Liniers. Y fue en 1812, cuando la Plaza fue escenario de los entrenamientos del cuerpo de Granaderos creado por el General San Martín. Recibió su nombre actual en 1878, en homenaje al aniversario del nacimiento del Libertador.