Patio Andaluz en el Rosedal de Palermo |
barrio de los laboriosos alfareros y de los intrépidos navegantes”
Así, Sevilla donó a la Ciudad de Buenos Aires los elementos para componer el bellísimo Patio Español, que se incorporó al paseo
del Rosedal en 1924.
Vocal de Comisión Nacional de Museos y Monumentos , Jorge Daniel Tartarini cuenta así su historia:
Ya culminando los años ´20, cuando Buenos Aires llegaba a los dos millones
de habitantes y el crack financiero del ´29 paralizaba por unos años el crecimiento de la ciudad, el Rosedal recibirá una valiosa incorporación: el Patio
Andaluz, levantado en el lugar donde se encontraba la concurrida confitería
del Pabellón de los Lagos, la que fue demolida junto con un “Dispensario
para atención de enfermedades venéreas y Colonia de vacaciones para ni-
ños débiles mentales” que funcionaba en el mismo.
Será durante la gestión del Intendente Dr. Carlos M. Noel que se llevará a
cabo esta obra, dentro de un conjunto de emprendimientos que aspiraban a
satisfacer “necesidades urgentes y hermosear la metrópoli”, entre los que se
contaba la construcción del Hospital Rawson y la Costanera.
Los antecedentes del diseño de este Patio, pueden encontrarse dentro de
las propuestas realizadas por Forestier en 1924 para la transformación del
Parque Avellaneda, que finalmente no se concretaron por considerarse demasiado onerosas. Años más tarde, un proyecto de similares características
fue confeccionado por el Departamento de Obras Públicas del Municipio, localizado en el Rosedal de Palermo y aprobado en agosto de 1929.
Según Sonia Berjman, el proyecto definitivo fue elaborado por Carlos León Thays (h).
Los materiales para la construcción del Patio fueron donados por el Ayuntamiento de Sevilla, en mérito a la excelencia del Pabellón Argentino proyectado por el arquitecto Martín Noel para la Exposición Iberoamericana de 1929 en Sevilla, un edificio de 4.500 m2 en estilo neocolonial.
La estética hispanista del Patio encontraba correspondencia con las magní-
ficas obras de arquitectura que, dentro de esta corrientes de revalorización
y rescate de las tradiciones hispanas, hispano-coloniales y americanistas, se
levantaron entonces en la urbe, como el Teatro Nacional Cervantes, el Banco
de Boston y la Caja Popular de Ahorro. El movimiento neocolonial, que aglutinaba a todas estas expresiones, alcanzará su momento de mayor difusión cerca de 1930.
El motivo principal del Patio es una glorieta andaluza que posee en su parte
central una fuente de cerámica con brocal de mayólica, emplazada en un
patio a bajo nivel, de mosaicos con alhambrillas al que se accede por cuatro escaleras encuadradas en ocho banco o paredes con episodios de Don Quijote de la Mancha. Se encuentra rodeado por una pérgola apoyada en columnas de hierro fundido y pilares de mampostería de ladrillos rojizos.
En la base de la fuente aparece la inscripción:
“A la caballerosa y opulenta Ciudad de Buenos Aires en testimonio y comunicación espiritual, Sevilla ofrece esta muestra de la industria de Triana, el
barrio de los laboriosos alfareros y de los intrépidos navegantes”.
Como faltaron algunas piezas para completar el proyecto enviado por las
autoridades de este municipio, éstas fueron provistas por la industria local.
Una parte de estos materiales fue donada por la Sociedad Anónima Establecimientos Americanos Gratry.
Los colores rojizos de los ladrillos y la decoración policromada de las mayó-
licas recuerdan algunos sitios de la Plaza España en Sevilla. Al igual que el
Rosedal, el Patio Andaluz es ya uno de los lugares simbólicos incorporados
definitivamente al imaginario porteño.
Historia del Rosedal I