Descubrimiento del ataúd con los restos de Facundo Quiroga |
El estudio está relatado en un libro del arquélogo Daniel Schavelzon, pero recientemente el Centro de Arqueología Urbana dio a conocer que el “Informe del estudio de la bóveda de Facundo Quiroga en la Recoleta” de Patricia Frazzi y Schávelzon ha sido publicado en Metodologías Científicas aplicadas al Estudio de los Bienes Culturales.
Su resumen cuenta que el 9 de diciembre de 2004
se abrió la parede que cubría el ataúd "de quien se supone que es Facundo Quiroga" El trabajo arqueológico fue realizado a pedido del Instituto de Investigaciones Históricas Juan M. de Rosas a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, con el objeto de que su tumba fuera declarada Sepulcro Histórico Nacional.
Así empezaron los trabajos para buscar los restos de Quiroga en el mausoleo del Cementenio de la Recoleta, perteneciente a la familia Demarchi y donde se indicaba que los restos en cuestión estaban escondidos desde 1836
El ataúd estaba parado detrás de un muro y no les fue sencillo encontrarlo.Dice el resumen que "La primera inspección ocular en la bóveda, el relevamiento de las inscripciones en los ataúdes existentes en el lugar al igual que el registro de ingresos al cementerio, no daban indicación alguna de que esto fuera cierto. Es necesario recordar que Quiroga fue asesinado en Barranca Yaco en el año 1835 y finalmente llegaron sus restos a Buenos Aires en 1836 donde, previo entierro en la iglesia de San Francisco, su viuda hizo un primer sepulcro más modesto que el existente en la sección 14 del Cementerio de la Recoleta. El actual fue construido en 1870. El relevamiento del interior, de la arquitectura y de las inscripciones en los ataúdes, fue hecho por el Sr. Jorge Alfonsín, iniciador de todo este proyecto, y en ellos se confirmaba la inexistencia de un ataúd que pudiera atribuirse a Quiroga. Pero la existencia de cajones rotos y urnas sin inscripciones hacían casi imposible dar respuesta al interrogante""Las tres paredes principales de la cripta fueron señalizadas con una cuadrícula utilizada como coordenadas donde se realizaron barridos transversales y longitudinales que se registraron en radargramas. El cambio de densidad de las imágenes registradas fue interpretado como la presencia de un posible hueco en una de las paredes. El plano del sito y una inspección ocular, que existía una clara anomalía en la bóveda al faltarle simetría al sitio, lo que era muy extraño para la época en que fue construido. Esta asimetría coincidía con el lugar indicado por el georadar como posible espacio vacío tras la pared. A su vez era evidente que todo el sitio había sido remodelado en el siglo XX, al parecer entre 1947 y 1950 y no había evidencias materiales en los muros que indicaran nada fuera de lo normal".
Los arqueólogos hicieron una perforación de de 10 cm de diámetro a 1,50 metros de altura, tratando de no golpear o actuar con brusquedad sobre la pared; de inmediato se notó que el muro era de 9 cm de espesor y que atrás estaba hueco. Al completarse el primer agujero exploratorio se pudo ver un objeto metálico con color verde que se interpretó como un posible ataúd de bronce, colocado de pie. Abrieron una ventana horizontal de 25 por 45 cm que mostró que el muro era del siglo XX, con ladrillos 6 por 12 por 24 cm unidos con mezcla de cal y con una capa de cemento que la revocaba. Detrás estaba el ataúd de bronce, de pié, con diversos objetos que lo acompañaban.
leer informe en http://www.iaa.fadu.uba.ar/cau/?p=3883