Como si fuera tan sencillo transportarse en bicicleta por las calles del centro porteño, Mauricio Macri está pidiendo endeudar a la ciudad por U$S 100 millones para hacer 50 km de ciclovías y carriles para el llamado Metrobus, pero de hacerse cargo de los subtes, nada.
Ahora pelea en dos frentes, con el kirchnerismo en general y con la provincia de Buenos Aires en particular. Nuevamente el gobierno nacional le reclama que tome el control de la concesión de las 6 líneas de subterráneos, cuya frecuencia comienza a disminuir ante la decisión de la empresa Metrovías de quitar de circulación 20 formaciones. Para eso no hay plata, dice Macri que en realidad teme una tragedia como la del Once. Y sí, cómo no va a temer si hace cinco años recibió, a punto de terminar, dos estaciones de la prolongación de la Línea B (desde Los Incas hasta La Pampa y hasta Monroe) y ¡todavía no las inauguró! Esa es la eficiencia PRO y un plantes de legisladores mezquinos que canjean leyes por cotillón.
Lo que no parece cierto es que no haya fondos: en el pedido de ampliación de presupuesto, el jefe de gobierno reconoció poco más de $1000 millones de excedente de caja, es decir, que le sobran y que aplicará a sueldos y gastos variados.
Algo le salió mal a la tropa PRO, en particular a ala peronista que debutó haciéndole un guiño a Daniel Scioli pero rápidamente se sumó a las críticas presidenciales y comenzó a criticar con dureza al gobernador. Luego la provincia formalizó dos resoluciones y ratificó que le prohibe a la ciudad llevar escombros y residuos industriales a su territorio, un problema mayor para la Ciudad de Buenos Aires.
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Dirección y contenidos PATRICIA GARCÍA, periodista