Vista del helipuerto durante la construcción. A la der. el pozo |
Los profesionales dan cuenta de que la ciudad de Buenos Aires de la segunda mitad del siglo XIX "no era imaginable sin uno de sus símbolos, lo que todos los barcos vieron: el Torreón de Guardia que estaba a un lado de la antigua Aduana Nueva hecha por Eduard Taylor en 1865 y demolida en 1897".
Señala también, en la presentación del trabjo que, algunos historiadores que difundieron imágenes de la ciudad destacaron que desde el siglo XVII figuraba un gran torreón circular frente a la ciudad, pero eran vistas imaginarias que nada tienen que
ver con esta torre de guardia.
Tras la demolición de la Aduana se creía que el torreón quedó enterrado bajo los nuevos rellenos y que seguramente allí debe continuar, ya que su altura, por muy poco, parece coincidir con el de la demolición.
La investigación, cuyo informe realizó el artquitecto Daniel Schavelzon, aporta que el antiguo edificio de la aduana tenía una importante rampa con entrada de carretas que bajaba a la costa sobre el sector Norte, y estaba franqueada por una torre de vigilancia conocida también como el Torreón de la Aduana. Según la documentación disponible el torreón estaría ubicado debajo de la actual Plazoleta Nuestra Señora de las Nieves, al costado norte de la avenida La Rábida, donde estaba el Monumento a Garay que fuese movido en esta oportunidad. En el proyecto de Taylor figura otra similar a la ubicada al Sur, es decir otra rampa con su torreón, los que nunca fueron construidos pese a haberse hecho el túnel de acceso al Patio de Maniobras, el que aun existe, aunque alterado, en el Museo de la Casa de Gobierno.
Entonces, durante los trabajos realizados en 2017, se dio intervención a los arqueólogos que encontraron un pozo de un metro cuadrado que se hacía para nuevas instalaciones eléctricas el cual descendía dos metros. "Por su ubicación cercana al lugar del antiguo Torreón se miró el interior y su secuencia de rellenos, los cuales eran similares a los vistos en la excavación de la Aduana Taylor y fechables para ca. 1895-7, entre la demolición y los rellenos para los cambios de nivel".
El trabajo da cuenta de que "en esa oportunidad y sobre el lateral Este el operario encontró una concentración de fragmentos de loza y la curiosidad lo llevó a hurgar en el sitio" y que en ese momento "pedimos que nos permitan extraerlos y guardarlos ya que a simple vista se trataba de objetos que estaban casi completos aunque aplastados por el peso; es decir quebrados pero con todas sus partes".
Los objetos resultaron ser un plato y una bacinica de loza, que fueron trasladados al Centro de Arqueología Urbana para su restauración y estudio. Resulta interesante el fechamiento de ambos objetos, cercanos entre sí en el tiempo (entre 1910 y 1920) ya que deben haber sido depositados en las obras hechas para el Monumento a Garay y su plazoleta, o poco más tarde en alguna intervención en la zona ya que estaban a poca profundidad (50 cm) y por el estado de fragmentación fueron colocadas enteras ya que en ambos casos fueron descartadas con deterioros y golpes mínimos. Las dos piezas fueron restauradas por Estefanía Iriondo en el Centro de Arqueología del Instituto de Arte Americano de la UBA, bajo el marco del proyecto de investigación PIA HyC-36: Conservación y restauración del patrimonio arqueológico urbano (Segunda etapa), dirigido por Patricia Frazzi.
El informe completo puede leerse en el sitio del Centro de Arqueología Urbana.